LOS TRANSBORDOS

No hay nada peor que correr para alcanzar el último convoy del metro y tener que pasar por un transbordo a altas horas de la noche.

Y más si es uno como el de Ermita (con escaleras y un largo pasillo), el de Pantitlán que tiene 610 metros, el de La Raza que parece no tener fin y el de Atlalilco, que es el más largo del STC con 880 metros.

¿Y por qué mencionamos todo eso? Porque entre las historias paranormales del metro destacan las de los usuarios que dicen que en los transbordos sienten que alguien o algo los persigue o los observa detenidamente. 

Lo más probable es que nuestra mente esté jugando con nosotros. Pero no hay duda de que nadie quisiera caminar solo por Atlalilco con un ambiente desértico


Att: Ortiz Peña Andrea 6°C Diseño Gráfico Digital 

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